Su labor científica se centró en estudiar la histología del sistema nervioso, al que él mismo apodó “la obra maestra de la vida”. Fundamentó la teoría de la neurona, según la cual las células nerviosas son individuales y no forman nunca un retículo difuso, como postulaban muchos histólogos. Enunció la ley de polarización dinámica de las neuronas, esencial para comprender la direccionalidad del impulso nervioso. Sus descubrimientos le valieron el premio Nobel en 1906, compartido con Camilo Golgi. Y además, las neuronas le proporcionaron grandes satisfacciones. “El jardín de la neurología brinda al espectador espectáculos cautivadores y emociones artísticas incomparables”, escribió.
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